Ay Juan, ay Juan, ay Juan, gritan los chitreanos saliendo de la
misa en la catedral de su santo patrón San Juan Bautista y agitando en la mano
la bandera roja del Santo.
Este día, en Chitré, no llovió, por lo que San Juan y los
caballos no tuvieron toda la calle Herrera para ellos solos, como el año pasado.
El francés que soy, no había visto todavía tanta gente venir a “sanjuaniar”
por el centro, en la calle Tomas Herrera, con toda su familia, con sus sillas
plegables y sus neveras llenas de cervezas. Instalados cómodos en las aceras y
desbordando sobre la calle.
También no había cruzado tanto mundo caminando o aglutinado
alrededor de un tambor, de una cumbia de mojigangas bailando, sacudiéndose.
Pasaban los disfrazados de la muerte, los monos, los diablicos y
el colmo para mi, todos los caballos del año pasado, juntos por docenas en el
medio de todo el gentío que ni si quiera le hacían caso. Montados por jinetes elegantes,
cargando sombreros peruanos del Departamento de La Libertad y tomando bebidas
fuertes sin ninguna pena.
Una situación inimaginable e imposible en Francia adonde por
cualquier cosa se necesita barreras para contener la gente.
Como pueden ser tan quietos esos caballos de la raza peruana de
los caballos de paso de Trujillo. Son grandes, bellos, enteros y tranquilos
como los perros del país que nunca ladran a nadie. A la imagen del pueblo donde no siento ninguna agresividad,
nadie empuja a nadie, ni pisan los pies de los demás. Es la gran carcajada, el
buen humor, la gentileza asegurada. Un desorden que parece organizado y
festejado. Tiran papeles y latas sin pena, porque es parte de la liberación y
eso, por favor, no es polución. La polución es otra cosa. ¡Ya paso Juan! En la
noche los servicios municipios se van encargar de limpiar la celebre calle
caliente de Chitré, calle Tomas Herrera
Es la felicidad total en el medio de todos y mi camino se abre
solo delante de mi para pasar mas allá, de grupo en grupo.
Nadie se queja de nada, hasta al político Bamby en su tarima que
se defiende de hablar de cosas serias y nos regalo la presencia del
acordeonista Osvaldo Ayala y de su conjunto.
Chitré baila, se menean todos, los gordos, los feos, los viejos,
los jóvenes. Abandone mi cámara y baile de todo mi corazón en compañía de mis
dos amigos. Encantamos a los vecinos, le fue directo al corazón de ver un
europeo que comparte sus placeres.
Este contacto físico que uno siente con todos le va al alma y la
eleva con el grito de la fiesta : ay Juan
Espero tener pronto un lindo documental a enseñarle sobre el
sanjuaniar chitreano
Saludos
Jacques
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