samedi 26 décembre 2009

Capitulo I: Los Esquipulitas de Coclé

El Cristo Flor
Durante la temporada seca cuando comienza a florecer el Guayacan y el Jacaranda, dos grandes árboles con flores amarillas y malvas, los Esquipulitas de la montaña de Coclé van a la iglesia del Nazareno del barrio del Ciruelito de Anton para encontrarse el 14 de enero, en la víspera de la procesión del gran Cristo de Esquipula.
Viajan a pie con la bandera de su comunidad, se anuncian con tamborcitos que llaman nuestra atención y nos informan del paso inminente de su trono donde florece un Cristo flor entre las flores, que requiere nuestro fervor. Oigan el violín, la guitarra, las maracas que tocan una cumbia para que bailen los ángeles. A su llegada sobre la plaza de la iglesia, todos los tambores resuenan y los altares comienzan un ballet de reverencias, de genuflexiones. Se hacen grandes señales de cruz en el espacio, el Cristo miniatura se balancea como el tallo de las flores.
En el 2008 se reunieron 62 tronos quizás más en 2009. Me apliqué a fotografiar de muy cerca esos pequeños Cristo tallados con ternura por las manos de la gente de la montaña. Tienen los ojos abiertos o cerrados, el cabello rubio, marrón, negro, el color de la piel de todos los tonos posibles, son viriles o afeminados, hay tantos como tantas variedades de flores.
Es la primavera en Francia, las campanas de Roma pasaron sobre los jardines regando huevos de Pascua, algunos fueron olvidados por los niños. Invito a mis paisanos a mirar dentro de sus rosales si no hay un Cristo flor nacido después de Pascua.










Reverencia de los tronos
Después de haberles mostrado cómo el sufrimiento está ligado con la coquetería de una hermosa barba, de lindos ojos y de una larga cabellera “del Cristo flor” en su trono florecido. ¿Debo decirles que son el Esquipulitas?
No es una etnia de indios, aunque se pueda pensar que son de origen Maya debido a su nombre. Esquipulas es una ciudad guatemalteca donde hay un Cristo negro mucho más famoso internacionalmente que el Cristo de Antón, que es de color blanco. La población de Coclé sólo habla el español y esta escolarizada desde hace tiempo. En 1971 los vi caminar descalzos en la ciudad de Antón, eran particularmente pequeños de estatura y no estoy seguro si en esa época todos sabían leer. Ahora las nuevas generaciones crecieron, ya no van descalzos, las carreteras de acceso a sus montañas son buenas, las escuelas numerosas y bien pintadas y hay una buena red de autobuses!!! A pesar de su mala reputación todos los gobiernos desde 1968 realizaron muchas cosas en Coclé. Parece incluso que le resulta más fácil aquí que en la capital donde la corrupción generalizada gangrena los servicios públicos. En las montañas la gente tiene plantaciones de arroz, café y naranja para su consumo personal. Pueden vivir en autarcía, y para tener un poco de dinero son guardianes y jardineros de las casas de vacaciones del borde de mar cuyas playas están entre las más bonitas de la República. Van también a la capital a emplearse en la construcción guardando al mismo tiempo un pie bien afianzado en su casa de Coclé. Como les dije los transportes son excelentes y muy numerosos. Buses climatizados van a la ciudad de Panamá en dos horas. Existe por supuesto carreteras de Coclé muy difíciles donde viven algunos indios y pioneros, pero allí también hay escuelas y la vegetación es magnífica. En cuanto a los Esquipulitas, desde el 1° de noviembre, ellos van cada semana tres o cuatro días a la montaña, de casa en casa, con su trono y sus músicos para rezar con la gente. Desde hace algún tiempo reciben una formación religiosa por parte del sacerdote Aquiles A. Sánchez originario de la montaña de Coclé. No se conoce el origen de su tradición y la razón de sus peregrinaciones, pero era seguramente por la ausencia de comunicaciones y de curas.
En este segundo diaporama les muestro la gente, su procesión para incorporarse al Cristo de Antón y su rito de reverencias y saludos cuando los peregrinos llegan el 14 de enero a la iglesia de Ciruelito. En la mañana, cuanto se les ve, todos los tamboreros se ponen a tocar ininterrumpidamente. A la entrada de la iglesia del Nazareno los tronos que han llegado primero se agachan para acoger a los recién llegados. Unos 30 metros los separan de la carretera. Los tronos de los que llegan recorren solos esta distancia, hacen una reverencia doblando una rodilla y retroceden sin darse la vuelta. Los tronos que están en la puerta de la iglesia se levantan y caminan para encontrarse con el otro grupo en medio del camino. Hacen en el aire una gran señal de la cruz con el altar, y vuelven a caminar retrocediendo. Luego, el otro grupo hace el mismo ritual, llegan hasta la carretera, y retroceden a medio camino. Eso lo hacen tres veces sin interrupción, luego se intercambian los tronos, lo besan y lo colocan en la iglesia. Cuando todos feligreses están allí, se celebra una misa, pero antes se desarrollan actos musicales. En particular tocan la cumbia muy lenta de la Fachenga que se hacía antes a la muerte de un bebé. (El niño era colocado en el suelo cubierto con un paño, y los vecinos bailaban en pareja.)
Termino mi diaporama visitando un naranjal y un río en donde se puede bañar en el verano.







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